EN CANNES

El equipazo de Señorita Bala

   Ustedes no están para saberlo ni yo para contárselos pero ni modo, tendrán que estar para saberlo porque se los voy a contar de una vez por todas. Todo comenzaría el sábado pasado (14 de mayo, para entrarle más a eso de la precisión) en la Riviera francesa.

Andaba tomando un delicioso pero a la vez insoluto Martini revuelto con una jugosísima cereza más roja que los labios de la sensualité Angelina Jolie, todo esto porque tenía una cruda inmensa del tamaño de don Emir Kusturica, toda una eminencia de la música de banda y el tango, que es altísimo, casi como la Torre Eiffel.

Pero quiero seguirles contando esta histórica experiencia. Una, porque se me acabó el whisky que “traiba” desde Queretarock city, bueno, más que whisky, mi amor: Ballantine’s, cuyo contenido del 40% de alcohol enloquece mis labios y los hace querer besar a la sensualité Angelina Jolie ¡jolines! Eso ya lo había escrito, tal parece que mis aspiraciones al querer imitar la deliciosa prosa de Enrique Krauze, historiador mexicano que gusta de repetir datos cada dos líneas, van de mal en peor; otra, porque no tengo nada más interesante qué hacer que rascarme los “huevitos”, así, bien peluditos y bonitos que tengo, porque ya hablando de testículos, sí ando dándome un mano a mano por el primer lugar de las “bolas” más bonitas de México, con el señor Leopoldo García Benítez (o sea, Polo Polo)…

Creo que me he desviado un poco del tema central, cuestión que no me importa un carajo ya que los lectores de Yo no soy un rebelde les encantan estas bochornosas situaciones pues son, en su mayoría, unos desviados.

Reportó: Alejo Antonio, desviado espacial del fanzine Yo no soy un rebelde al Festival de Perros, Francia.

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¡Ah verdad! ¿Qué dijeron? Este güey escribió puras cosas sin sentido y ya ni nos platicó qué rollo con la aparición, sí amiguitos lectores, leyeron bien: A-p-a-r-i-c-i-ó-n, repito: Aparición de Yo no soy un rebelde en el prestigiado festival cinematográfico.

Resulta que me encontré, retomando el tema, luego de beber el Martini que les contaba, al mismísimo Gerardo Naranjo (también medio crudo) muy nervioso porque iba a presentar a la prensa y a la crítica (me refiero a la crítica especializada y no a mi esposa) su nueva película de enfant terrible llamada Señorita Bala, cinta ambientada en el ambiente del narcotráfico mexicano… Total, platicábamos sobre lo que se platica en un contexto como ese, es decir, sobre los carnosos labios de la Jolie, el alcohol que se reparte en las fiestas y cócteles, y sobre su conferencia de prensa relativa al filme. Acto seguido nos despedimos, le desee suerte y le di su respectivo ejemplar del fanzine.

¡Oh sorpresa! Ya en plena conferencia ante los medios, más tarde, apareció “despeinao” como siempre, medio pedo y con el ejemplar aún bajo el brazo. Estoy seguro que varios de los presentes se preguntaron ¿qué chingados trae este güey bajo el brazo? ¿Un pedazo de papel con lo que va a decirnos? ¿Publicidad barata, muy barata, de algún restaurant de la Croisette? Ni madres, era el ejemplar de mayo del Yo no soy un rebelde, tan bonito y tan funcional como siempre.

Es una realidad que uno nunca sabe cuándo va a necesitar sus doce páginas de fino papel ahuesado, más aún cuando en estos lares no se usan calcetines, digo, por aquello del calor.

Ora sí: Reportó: Alejo Antonio, enviado especial del fanzine Yo no soy un rebelde al Festival de Cannes, Francia.

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