OTRO DIÁLOGO

   La noticia consternó a más de uno: Yo no soy un rebelde terminó en el número cincuenta. Fue dada por muerta, oficialmente, en diciembre del doce. Mientras tanto, ya circulaba por las calles una edición sin numerar subtitulada terminal, con artículos anónimos. El periodista cubano Elmer Homero Margallo visitó al ex-director de la publicación, en Santiago de Querétaro, otorgando una explicación más amplia de motivos para con el público.

 [Extracto]

Margallo: Usted platicó con varios de sus colaboradores para terminar con el proyecto que encabezó, según la percepción de un servidor, en su punto más alto: ¿La decisión a qué obedeció?

Pablo A. Junco: Bueno, antes que nada, Francisco hizo buen trabajo, lo inició y abrió camino; Daria preparó el cambio de diseño y lo convirtió en una lectura global que llegó a varias partes del extranjero. Conmigo fue más una forma de hacer literatura partiendo desde un adjetivo que dominaba, conferido al grado experimental subiente a cada número. Se terminó porque estaba enfermo y luego murió.

Margallo: Por atención a nuestros lectores, permítame sugerir mayor claridad en sus últimas líneas.

Pablo A. Junco: Sí. Como saben, Yo no soy un rebelde fue un regalo construido sobre una idea poderosa: Literatura; escribir y dejar escribir (o dibujar) sin restricción. Fue un obsequio para San Juan del Río y sus artistas, que nos dimos gusto. Sin embargo, es imposible mantener el ideal perpetuamente; si ha de conservarse así, íntegro, debe acabar a su tiempo con la mucha o poca gloria que corresponda, y no caer en el hecho común del antipapista convertido en Papa.

Margallo: Organizar plumas, varias reconocidas internacionalmente, es desgastante. Rumores apuntan a que existió, justamente, desgaste: ¿Sí?

Pablo A. Junco: No: Fue divertido y un privilegio. Me divertí mucho en el proceso creativo mensual que representó Yo no soy un rebelde. Su desaparición obedeció a lo expuesto.

Margallo: ¿Qué sigue?

Pablo A. Junco: Bueno, los muertos se curan naciendo otra vez. He tomado café con varios optimistas que sostienen la cosa debe seguir.

Pablo A. Junco, enojado

Pablo A. Junco, enojado

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